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Con un beso, antes Abraham y después Eva, llegaron hasta el asiento donde estaba su padre, Aurelio Cabello Fernández. Estaban en el Pregón Oficial de la Semana Santa de Martos 2019, un pregón dentro del año jubilar que vive la Ciudad De la Peña, de la Ciudad de Santa Marta a la que tan ligado está el pregonero que esta noche declamaría la semana de Pasión que en unos días se verá envuelto el municipio marteño.

Abraham y Eva Cabello López, tras ese beso, se dirigieron hasta el atril posicionado delante del telón del Teatro Municipal Maestro Álvarez Alonso. Un escenario en el que solo se vería ese atril, a los presentadores y un llamador, representación del papel de capataz que tiene el pregonero dentro de San Juan Evangelista.

Poco a poco, sus hijos fueron describiendo a su padre, donde hablaron desde su nacimiento hasta el día de hoy. No solo de su perfil profesional y personal, sino también de su ambiente cofrade, donde lo destacaron como hermano y costalero de Santa Marta, pero, sobre todo, como hermano de la Cofradía de San Juan Evangelista y María Magdalena, esa Cofradía en la que vive su día a día desde que tenía 11 años. Un currículum extenso como cofrade que sin duda lo convertía en un pregonero realmente conocedor de esta Semana Santa. 

Con un poema, le cedieron el atril a su padre. Ahora sí, Aurelio Cabello Fernández subió hasta el atril. Besó a sus hijos y bebió agua. Respiró y pidió permiso para comenzar. Atrás, un escenario con diferentes coronas de las Vírgenes marteñas y, en el centro, una cruz. La sencilla cruz de la Soledad con el sudario de la misma a sus pies, además del acetre e hisopo que Santa Marta porta en su mano izquierda. Un escenario que se remató con dos estolas, una a cada lado de la cruz. Una la de San Juan Evangelista y otra de Jesús en la Oración del Huerto. 

Aurelio se sintió rodeado y comenzó a declamar su pregón. Un relato que salió de su alma y que no dejó atrás a nadie, con especial mención a aquellos que formaron parte de la vida del pregonero y que, desgraciadamente, ya no están. Poco a poco, Cabello Fernández realizó un recorrido por cada estación de penitencia que recorre las calles de nuestro municipio. Lo hizo desde su perspectiva, recreando conversaciones reales y haciendo que el pregón fuera muy personal y ameno. Aurelio Cabello consiguió poner al público en situación y el público le respondió. El silencio se hizo dueño del Teatro y solo se rompió para aplaudir a las palabras del pregonero. Este, a su vez, aprovechaba, bebía agua y continuaba con su labor. 

Como no podía ser de otra forma, Cabello Fernández destacó a su Cofradía, destacó también a Santa Marta y a la Oración del Huerto. Pero no solo estas, sino que hizo ver y sentir el cariño y admiración que sentía por todas las Cofradías marteñas. Como la Soledad, Fe y Consuelo, Resucitado y Esperanza o Humildad y Paciencia. Todas tuvieron su papel y las palabras que les dedicó fueron aplaudidas por el público.

Una vez finalizado el recorrido, el pregón continuó. El pregonero se acercó hasta el llamador que tuvo a su lado durante todo el pregón y dio dos golpes. Una levantá. Se acordó de su padre y no pudo dejar pasar la oportunidad de destacar la figura de su madre y de su esposa, así como la de sus hijos, que lo acompañaron y ayudaron en este momento tan importante para él.