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La danza es la materialización corporal del rimo, de la música, de los sentimientos. El rostro, el cuerpo, son capaces de expresar la fuerza, la dulzura, la alegría, la melancolía… En definitiva toda la amalgama que es el ser humano. Es la música la que conecta a distintas culturas y despierta emociones comunes a todos nosotros. Con la música, el canto y la danza «el cerebro humano se muestra con toda su riqueza y colorido», y nos une alrededor de esta manifestación creativa y emocional.

La bailaora y el bailaor, con un movimiento que sigue a la intuición se mueven ante el espejo. Es un juego especular narcisista. Primero deben gustarse ellos, luego intentan seducir los sentidos de quienes tienen el privilegio de contemplar la evolución de sus movimientos, en otro juego en el que las miradas son el vehículo de transmisión de la emoción de la danza… «Báilame y deja que te mire…» Báilame y haz que tus movimientos sean míos, sean los míos. Acariciar con la mirada los movimientos imposibles de la anatomía de la danza flamenca, que surge como la llama, con la intensidad del calor.

«Báilame y deja que te mire…» Una bailaora, un bailaor, establecen un diálogo en el escenario. Es un diálogo entre ellos y para el observador. Bailan para ellos, y también para un tercero. El paso a dos, la sincronía de la danza masculina y femenina, y la sintonía del «voyeur» que contribuye al lucimiento de los danzantes que al sentirse observados acrecientan la emoción en sus movimientos. Mírame y deja que te baile, báilame y deja que te mire…

Báilame y deja que te mire, Compañía Anamarga de Córdoba
Lugar: Teatro Municipal Maestro Álvarez Alonso
Fecha: Sábado, 20 de abril
Hora: 21,00 h. / Entrada: 15 € (anticipada: 12 €)